La reciente presentación de la estrategia “Logroño 2050” por parte del alcalde Conrado Escobar, que incluye proyectos como un anillo verde de 27 kilómetros y la navegabilidad del río Ebro en un tramo de 2 kilómetros, refleja una visión muy a largo plazo para la ciudad y con importantes carencias.

Desde Amigos de la Tierra La Rioja consideramos imperativo abordar todos estos proyectos desde una perspectiva verdaderamente sostenible y respetuosa con los entornos, además de materializarse en medidas concretas y urgentes que requieren atención inmediata. Si bien la visión a largo plazo de los proyectos es esencial, es crucial implementar medidas inmediatas que contribuyan a la sostenibilidad y al bienestar de los ciudadanos.

Proponemos la protección y recuperación medioambiental de áreas naturales como Sotogalo y la Fuente del Encino. Estas zonas poseen un valor ecológico significativo y su conservación debería ser prioritaria en la agenda municipal.

En el ámbito urbano, es fundamental promoverla eficiencia energética y el uso de energías renovables. Sugerimos la implementación de programas de rehabilitación energética en los edificios de la ciudad, fomentando la creación de comunidades energéticas locales. Además, instamos al Ayuntamiento a liderar con el ejemplo y a hacer uso de su infraestructura para hacer cada vez un mayor y mejor uso de la energía barata del sol, contribuyendo a la reducción de la huella de carbono.

Respecto a la propuesta de hacer navegable el río Ebro a su paso por Logroño en un tramo de 2 kilómetros, es necesario valorar las presiones e impactos medioambientales del proyecto. Modificar el curso natural, el régimen de caudales y en general, la dinámica fluvial del río y sus márgenes tendría impactos ecológicos negativos que afectarían al ecosistema acuático y a su biodiversidad. Es especialmente preocupante la situación de las náyades en el tramo medio del Ebro, donde se conoce la existencia de ejemplares de Anodonta anatina en Logroño, especie que está protegida en otras comunidades como Navarra, País Vasco, Aragón y Cataluña porque en la cuenca del Ebro es cada vez más escasa y sus hábitats se han reducido a algunos embalses y canales.

Por otra parte, en 2017 la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) encontró algunos ejemplares vivos de Margaritifera Auricularia, popularmente conocida como “náyade auriculada” o “margaritona”, en el río Ebro a su paso por Recajo, en Agoncillo. Esta especie se encuentra en gran peligro y tiene un enorme valor biológico. Por lo que cualquier tipo de obra de drenaje, encauzamiento, dragado o movimiento del sustrato y extracción de sedimentos del Ebro debe contar, necesariamente, con un estudio medioambiental que verifique que esta especie no se verá afectada, e incluso que proponga implementar un plan de medidas para mejorar las condiciones de su hábitat y evitar, así, su total desaparición de la cuenca del Ebro.

Desde Amigos de la Tierra La Rioja, llevamos tiempo reclamando la necesidad de declarar todo el territorio de Logroño como zona libre de caza, eliminando así los actuales espacios cinegéticos. En un contexto de planificación a largo plazo, creemos que “Logroño 2050” debería priorizar la recuperación de estos espacios para el disfrute de la ciudadanía pero sobre todo para renaturalizar Logroño y su término municipal. Es fundamental apostar por un ocio familiar basado en un entorno naturalizado y sano, en lugar de perpetuar esta actividad en terrenos cercanos a nuestros hogares y que cada vez son utilizados por menos personas.

Tampoco debemos olvidarnos de la xerojardinería que debe implantarse de forma gradual en la ciudad y sobre todo por parte del Ayuntamiento de Logroño.

En definitiva, mientras apoyamos la visión de futuro que plantea “Logroño 2050”, enfatizamos en la necesidad de equilibrar estos proyectos con acciones inmediatas y verdaderamente sostenibles que protejan nuestro entorno natural y promuevan un desarrollo urbano responsable. El futuro de nuestra ciudad debe basarse en propuestas que atiendan tanto a las necesidades actuales como a las de las próximas generaciones.

Amigos de la Tierra La Rioja

20 de febrero de 2025

Vivimos en tiempos tormentosos en este inicio de año, donde cada colectivo reclama no quedarse atrás. Los trabajadores reclaman que su sueldo no se descuelgue de la subida de precios, los jubilados que su pensión no se desvincule del IPC, los empresarios menores impuestos para sufragar los crecientes costes…

Sea cual sea el lado de dónde nos encontramos y enfrascados en la defensa de nuestros propios intereses hay un altavoz ciego que grita cada vez con más fuerza y a que a pesar de que cada vez su presencia se hace más notable parecemos ignorar: la naturaleza.

En las ciudades, donde tendemos cada vez a agruparnos más nuestra sordera con respecto a sus reclamaciones se agudiza, pero sin embargo en Logroño, al igual que en otras muchas grandes urbes tenemos un representante de la naturaleza muy notable, que responde al nombre de Río Ebro.

En los últimos años hemos tenido la sensación de que los “sustos” en forma de crecida de caudal cada vez han sido más frecuentes y cabría preguntarse ¿Qué posibilidad hay de que barrios pegados a la ribera (Como es el caso de El Campillo) se inunden en una avenida del Río?

En la más fuerte de las crecidas de este siglo, sucedida en el año 2003, las instalaciones de Las Norias o del Adarraga fueron “tragadas” por el cauce del río. En aquel momento los aledaños del río apenas contaba con 10 edificios habitados pero ¿Cuáles serían las posibilidades de que ese evento se repitiera y cuáles serían los daños ahora que lo habitan miles de personas?

Desde entonces, las contenciones de respiración se han sucedido, como las ocurridas en 2008, 2015 y 2019 . Pero un día el Ebro nos meterá un gol por la escuadra trayendo en el vendaval de su crecida, cuantiosas pérdidas económicas y de la fauna y flora que habita en sus riberas.

La Confederación Hidrográfica del Ebro, nada sospechosa de ser una activista antigubernamental ya ha alertado de que en los últimos 20 años se han registrado en tres ocasiones caudales superiores a los 2600 metros cúbicos, medidos en Zaragoza (sede central de este organismo), datos que no se llegaron a alcanzar en el periodo anterior (1980-2000). En un artículo reconoce que la transformación de la cuenca para usos residenciales, infraestructuras y explotación de nuevos regadíos en la llanura de inundación del río está alterando su curso natural.

¿Podrían convertirse Miranda de Ebro, Logroño o Zaragoza en la Alemania de 2021, con un reguero de 200 fallecidos a su paso? Según los expertos en clima de la ONU estamos jugando con fuego para que tal catastrófica posibilidad llegue a producirse, ya que el proceso de calentamiento global se está acelerando, extremo confirmado por los científicios de World Weather Attribution (Organización Mundial del Clima) que avisa que inundaciones como las sucedidas en Europa Central el pasado verano son nueve veces más probables en el actual contexto de actividades humanas .

Si no queremos hacer caso a los consejos de los científicos y nos gusta mirar más hacia el refranero popular, este tampoco escatima en frases <<Cuándo veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar>>.

Sea cual sea el enfoque, el Gobierno de España por medio de la CHE, administración competente en la gestión del río haría bien en reconsiderar la estrategia de ir “humanizando” la ribera del río como si no pasara nada, a fin de asegurar la seguridad y el bienestar de las personas y seres vivos de las localidades que atraviesa el Ebro. Un plan igualmente interesante desde un punto de vista económico, pues no hay mejor estrategia que un futuro sin sobresaltos.

 

Logroño, 21 de febrero de 2022