Entra en vigor el Acuerdo de París: tiempo de poner al mismo nivel compromisos y necesidades
Hoy ha entrado en vigor el Acuerdo de París en un tiempo récord sin precedentes. A diferencia del Protocolo de Kioto, que requirió de 9 largos años para alcanzar el número de ratificaciones necesario, el nuevo acuerdo, que presuntamente servirá para frenar el calentamiento global durante las próximas décadas, lo ha logrado en un lapso de tiempo de menos de un año.
Si bien en Amigos de la Tierra celebramos el éxito de las negociaciones a nivel diplomático, alertamos sobre la insuficiencia de las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC’s en inglés) presentadas por los firmantes y hacemos especial hincapié en la carencia de las propuestas españolas y europeas.
Ya al terminar la Cumbre de París del año pasado fuimos una de las más críticas con el texto aprobado, y advertimos entre otras cosas del carácter no vinculante del mismo y de la ausencia de derechos sociales.
La ciencia indica que a pesar de los planes presentados a Naciones Unidas, la suma de los objetivos actuales nos dirige hacia un calentamiento de 3,5 grados de ahora a final de siglo, mientras el texto del Acuerdo de París reconoce la necesidad de permanecer muy por debajo de los 2 grados y tratar de mantener la temperatura global por debajo del 1.5. En este sentido, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, IPCC, o la Agencia Internacional de la Energía, AIE, sugirieron la necesidad de reducir en un 80% las emisiones para 2050, una cifra totalmente desconectada con los planes presentados.
También la rama de Medio Ambiente de la ONU dio a entender hace dos días en su informe anual sobre la disparidad en las emisiones que el mundo debe incrementar de manera drástica y urgente sus objetivos para reducir aproximadamente otra cuarta parte las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero previstas para 2030 y tener alguna posibilidad de minimizar el peligroso cambo climático. Los impactos asociados a porcentajes inferiores de reducción son desoladores: más pobreza, más sequía y un aumento del nivel medio del mar, con consecuencias nefastas.
Respecto al compromiso europeo, presentado en bloque a Naciones Unidas, Alejandro González, portavoz de Amigos de la Tierra, comentó que “las contribuciones europeas son inadecuadas y forman parte del problema, no de la solución”. Así, considera que “antes de 2018, que es cuando Naciones Unidas ha de revisar los compromisos adquiridos, la UE debe mejorar la consistencia de sus políticas energéticas y climáticas, y esto pasa por reducir sus emisiones al menos a un 55% para 2030” (el objetivo actual es 40%).
Nuestro coordinador remarcó que “en la Cumbre de Marruecos de este año existe una oportunidad real para mejorar los objetivos actuales. Se debería aprovechar la ocasión para incluir compromisos más sólidos de reducción de emisiones, de apoyo a las energías renovables y el compromiso ineludible por parte de los países industrializados de asumir su responsabilidad frente al cambio climático”.