Las tormentas nos recuerdan los problemas del río Ebro
Tras las tormentas vividas estos días, el Ebro ha crecido y sus aguas se han tornado en un marrón chocolate. Cuando el nivel vuelve a su estado normal y las aguas se retiran de las orillas, es normal que se creen pequeñas charcas temporales en las riberas. En algunos casos, los peces pueden quedar atrapados. Esto es algo que sucede de manera natural, y es parte del ciclo del río. El otro día estuvimos comprobando una de estas charcas en la ribera del Ebro a su paso por Logroño, ya que nos sirven como muestra de la fauna de nuestro río. Por desgracia, las impresiones no son buenas: casi el 100% de los peces encontrados pertenecían a especies exóticas invasoras, principalmente alburnos (Alburnus alburnus), además de cangrejos rojos o americanos (Procambarus clarkii) y almejas asiáticas (Corbicula fluminea). Solamente apareció algún pequeño piscardo o foxino (Phoxinus bigerri) como representante de la fauna autóctona del Ebro. Estos últimos fueron devueltos al agua.
Aparte de este “muestreo” de fauna, pudimos comprobar la indecencia que sigue muy presente en gran parte de la sociedad. Todo tipo de residuos, a veces incluso dentro de bolsas, tirados a lo largo de toda la orilla…
Además, comprobamos impotentes cómo el color marrón de las aguas es prueba de un grave problema en nuestros campos. Décadas de laboreo excesivo, deforestación, etc. dejan desnudo el suelo, y las lluvias fuertes arrastran miles de toneladas de suelo fértil (un recurso escaso y muy valioso, que tarda siglos en formarse) directamente a los ríos y después al mar.