El Ayuntamiento de Ezcaray debería renunciar a dichos proyectos de forma inmediata y velar por fondos públicos que son perversos para la conservación y el desarrollo socioeconómico de la zona.
El área de Valdezcaray, como consecuencia de la estación de esquí, es uno de los espacios más degradados y sometidos a artificialización del Sistema Ibérico de La Rioja, a pesar de encontrarse en zonas protegidas. Y la administración municipal y regional, en vez de abogar por la restauración ambiental de una zona tan degradada por una estación de esquí –que además es un agujero negro para las arcas públicas y claramente deficitaria-, emprende una huida hacia delante, promoviendo más proyectos de pseudo-desarrollo económico, tales como el diseño y construcción de un “Bike Park” con pistas de descenso en bicicleta con diferentes grados de dificultad, y de una tirolina en las inmediaciones de la estación de esquí.
Es sabido que la evaluación de impacto ambiental es un trámite administrativo, preceptivo y pertinente, pero lo que no cabe contemplar es que ello sea un mero trámite de formas, y no de fondo, ya que en ocasiones, se presentan estudios que adolecen de calidad, rigor y coherencia suficiente para la tarea que deberían desempeñar, es decir, identificar, evaluar y prevenir los impactos y consecuencias que la realización que algunas acciones pueden ocasionar en el patrimonio ambiental de todos.
La evaluación de impacto ambiental presentada adolece de un rigor legal en virtud de las necesidades contempladas por la Ley 2/2023 de Biodiversidad y Patrimonio Natural. En cuanto al estudio territorial y ambiental se pueden comprobar las numerosas inexactitudes e incoherencias argumentales, tales como que los documentos de EIA no evalúan el impacto sinérgico que la estación de esquí, los circuitos de bicicleta y la tirolina supondrían sobre suelos, sobre cinco tipos de hábitats de interés comunitario y sobre centenares de especies protegidas. Sobre los suelos, a pesar de que reconocen que el terreno se encuentra en zonas de elevada pendiente, claramente erosionado y desnudo frente a las infraestructuras existentes (pistas de esquí e infraestructuras viarias), los informes no consideran que los nuevos proyectos degraden más si cabe dichos suelos, a pesar de que la zona está contemplada como espacio de “Protección de Cumbres”, y consideran que el impacto es tolerable, sin mayor justificación, lo cual es un absoluto despropósito.
Además, se considera que no se van a producir afecciones significativas sobre hábitat y taxones de interés comunitario, ni siquiera sobre los cinco hábitats de interés comunitario presentes, a pesar de que varios de ellos son el refugio de especies amenazadas y catalogadas, como la perdiz pardilla y el desmán ibérico, enmarcados en áreas críticas contempladas por los planes de recuperación de dichas especies. Tampoco se contempla análisis alguno sobre la afección a especies incluidas en el Listado Riojano de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, y en la Directiva Hábitats y Directiva Aves.
Como ejemplo de las incoherencias observadas, sirva que los impactos sobre la gea, flora y fauna se consideran negativos, pero éstos rara vez son significativos, a juicio de los redactores de las EIA, salvo para la flora. En esa valoración no se aportaningún tipo de explicación ni objetividad; así, en la matriz de valoración, los impactos aun siendo moderados se hacen compatibles con la explotación, sin mayor detalle, considerándose muchos de ellos temporales y no permanentes, lo cual es otro absurdo, dado que habrá una nueva actividad sinérgica, que añade más impacto al de la propia estación de esquí en sí misma.
Por otra parte, la vulnerabilidad ante riesgos de accidentes o catástrofes (incendios incluidos) es considerada grave, con la máxima ponderación potencial hacia los incendios, pero luego los redactores del informe de EIA minimizan dicho parámetro cuantitativo, sin justificar el porqué.
Tampoco existe evaluación alguna de las previsiones de cambio climático sobre hábitats, especies, suelos, máxime teniendo en cuenta que la estación de esquí es deficitaria. Es más, llama la atención que no existaanálisis socioeconómico alguno que justifique que la creación de un Bike Park para la práctica del descenso en bicicleta sea la opción más oportuna para el desarrollo socioeconómico y para reducir la estacionalidad de la estación de esquí.
A pesar de ello, la evaluación técnica de los informes contratados es calificada como ambientalmente viable, socioeconómicamente justificable (a pesar de que implica una inversión pública de más de medio millón de euros más) y compatible con el entorno. La ponderación de los impactos debería ser objeto de profunda reflexión por partelas administraciones que contratan informes con dinero público y luego han de evaluar semejantes informes, de más de 700 páginas, repletos de vaguedades, inexactitudes, ausencias e incoherencias ambientales.
Desde Amigos de la Tierra La Rioja reclamamos mayor celo en inversión de fondos públicos para la realización de estudios de evaluación de impacto ambiental, y en este caso, una declaración ambiental negativa, por la existencia conjunta de proyectos que son inviables e incompatibles con el entorno ambiental y con un desarrollo socioeconómico sostenible de la zona.