1,3 millones de euros públicos invertidos por el Gobierno de la Rioja desde 2019 para fomentar la caza

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Desde la administración regional de La Rioja se está impulsando una política ambiental que orbita en torno a la caza y la pesca como herramienta prioritaria de gestión del territorio. Además, se ha declarado públicamente que la caza es un recurso que no está explotado al máximo y se debe explotar aún más. Todos estos hechos en pro de la actividad cinegética resultan más que patentes en terrenos de titularidad pública, gestionadas directamente por la Administración, como es la Reserva Regional de Caza de Cameros-Demanda, donde el modelo de intensificación sobre ungulados salvajes (ciervos y jabalíes) impuesto es claramente un fracaso.

Las diversas manifestaciones y acciones del Gobierno de la Rioja de apuesta inequívoca por la intensificación y fomento de la caza como acicate para el desarrollo económico y la gestión ambiental nos produce pánico porque el ejercicio de una actividad recreativa, pero letal y con consecuencias brutales perniciosas para la naturaleza, debería constituir un aspecto supeditado a la conservación, cuestión que incumple repetidamente una consejería que se autodefine de Sostenibilidad y Transición Ecológica y que debería promover usos mucho más diversificados y sostenibles, especialmente, si no acredita el cumplimiento de los objetivos que perseguía. Si los objetivos no se cumplen (reducción numérica de algunas poblaciones de animales salvajes) es porque la gestión no ha funcionado y es el modelo el caduco.

La Red de Espacios Naturales fue creada con el fin de conservar el patrimonio natural de la Comunidad, así como promover la conservación de sus valores medioambientales, no sólo cinegéticos. El 33% de la superficie regional está protegida en la red ecológica europea de espacios protegidos (Red Natura 2000) y el 51% del territorio está sometido a alguna figura de protección adicional.

La política impulsada por el Gobierno de La Rioja está prestando especial atención a un porcentaje de la población que solamente representa al 4% de los habitantes de nuestra región, y se ignora que más del 96% de la población no ejerce la actividad cinegética. La utilización de la caza como herramienta básica de gestión ambiental en el 96% del territorio regional es una simplificación temeraria de un asunto complejo que afecta al funcionamiento de los ecosistemas, y por tanto al espacio vital de todos los ciudadanos. El incremento de la demanda de actividades de ocio y tiempo libre en la naturaleza, permite plantearse una vía clara de desarrollo de un sector de servicios ajeno a una actividad minoritaria como la caza (y muchas veces excluyente frente a otros usos, como los turísticos, etc.).

Desde Amigos de la Tierra La Rioja nos parece oportuno exigir que con los impuestos de la ciudadanía nuestro medio natural tenga otro tipo de gestión y una diversidad de usos que actualmente carece, ya que nos encontramos sujetos al yugo de una actividad cinegética en una superficie de 5.000 km2, que supone la muerte de casi 250.000 animales de forma anual, y que cuesta a todos los riojanos al menos 1.281.205 euros en los presupuestos regionales en el período 2019-2022. El Gobierno “progresista y del cambio” del PSOE no ha venido a corregir esta gravísima situación. A esa cantidad económica hay que añadir muchos más millones de euros provenientes de la externalización de los impactos de la caza (veneno, plumbismo, atropellos en carretera, coste ecológico de no tener una biodiversidad completa como la presencia de osos, lobos y linces, etc.). Una actividad como la caza debería estar basada en fundamentos sólidos, no económicos, sino también éticos, sociales y científicos, los cuales no justificarían nunca esa actividad.

En el contexto internacional se han ensayado numerosos programas de desarrollo al amparo de la protección de espacios naturales, que se han erigido en alternativas viables y compatibles con la conservación del entorno. Costa Rica o Bostwana, son países que han apostado por el ecoturismo como una de sus principales fuentes de ingresos renunciando a la caza. Y la cuestión es ¿qué ha hecho la administración regional al respecto? La falta de un modelo de estas características es uno de los principales males que acusan los espacios naturales de la Rioja, y sirve de ejemplo negativo sobre la falta de iniciativas y el fracaso nuestro gobierno en materias que no involucren el fomento de la caza.

En Logroño, 7 de mayo de 2022.